Cauquenes por muchos años ha sido una provincia que ha gozado(?) o sufrido de estar lejos de los grandes cambios empresariales, tecnológicos y de formas de vida que han adoptado casi por osmosis las grandes ciudades de Chile. Nosotros mantenemos un espíritu provinciano, para bien o para mal: se cierra el comercio a las 13:00 horas, retiramos a nuestros hijos del colegio, comemos en casa, volvemos a la pega y terminada la jornada retornamos al hogar luego de haber hecho las compras en algun almacén o vitrineado un poco. Hay ejemplos diferentes, sin duda, sobretodo aquellos que no son asalariados sino independientes, que son bastantes pero en mayor o menor medida también "sufren" el mismo círculo diario.
Dentro de lo bueno de este sistema de vida está la convivencia diaria que vive el cauquenino con su entorno, la posibilidad de saber del otro y sus familiares, darse el tiempo de conversar en la plaza, en una esquina, al medio de la calle, en una tienda con el dependiente..., de poder hacer negocios en el "Wall Street Cauquenino" (Victoria entre Catedral y Claudina Urrutia), donde conviven vendedores, compradores, prestamistas, opinólogos, mentirólogos, mitómanos, en fín, un sin número de especies dignas de una bolsa de comercio.
La vida familiar también se hace más cercana ya que podemos compartir con nuestros hijos y familiares el almuerzo, una conversación, una copucha, un café o agüita perra, todo sirve a la hora de entretenerse con una fábula del día.
Podemos comprar y compartir con los dueños de tienda, pedir productos (esperar una eternidad a que lleguen!), sacar a la cuenta cuando no se dispone de dinero, etc.